San Juanito, Bocoyna — donde lo único “vacacional” fue el susto

Este domingo 22 de junio, mientras en casa tus abuelos preparaban gorditas y ponían “La Rosa de Guadalupe”, en San Juanito se desató un concierto gratuito de caos cortesía del crimen organizado.

¿Qué rayos pasó?
Un escuadrón de estatales llegó con la mejor de las intenciones, pero les tocó “tour sorpresa”: civiles armados les abrieron fuego. En lugar de operativo, parecía capítulo de narcos dirigido por Quentin Tarantino.

No hubo policías lesionados, pero eso sí, los presuntos delincuentes se llevaron dos vehículos oficiales. A mano armada. Como si fueran juguetes de feria.

El resultado:
Pánico absoluto. La población entró en modo alerta máxima. Nadie sabía si correr, esconderse o simplemente rezar. Aunque no hubo heridos civiles ni uniformados, el susto fue colectivo y nacional.

¿Por qué pasa esto?
Porque Bocoyna no es un paraíso escondido. Es zona caliente. Donde confluyen grupos criminales peleando territorio, mientras las fuerzas del orden intentan hacer presencia. Resultado: tensión permanente y balas esporádicas.

Y los vecinos?
Asustados. Y con razón. Dicen que el miedo no anda en burro, pero en Bocoyna sí: anda en camionetas blindadas y con fusiles en mano.

Reflexión desde La Peste Negra:
– Los ciudadanos atrapados entre fuego cruzado y fuego político.
– Las autoridades sobreviven, pero pierden vehículos como si fueran fichas de casino.
– Y el crimen, como siempre, avanzando a toda velocidad.

Porque en México, la sierra no perdona. Y el domingo ya no es día de descanso. Es el día en que rezas para que no te toque.