No fue un reportaje a distancia. Fue una inmersión completa. El periodista Mario Guevara, reconocido por cubrir historias duras de la comunidad migrante en el sur de Estados Unidos, se metió de lleno a un proceso que muchos prefieren ignorar: el momento exacto en que una familia latina intenta pagar la fianza para sacar a su ser querido de un centro de detención migratoria.
Con libreta en mano y grabadora encendida, Guevara acompañó a una familia hasta las oficinas de ICE en Atlanta. Su objetivo: pagar la libertad de un pariente detenido en el centro migratorio de Stewart, uno de los más temidos en Georgia.
Lo que encontró fue un ambiente helado, burocrático, donde las emociones se reprimen y el miedo es palpable. Nadie da explicaciones claras. Las personas esperan con sobres amarillos entre las manos, como si sostuvieran la última esperanza. Una cifra escrita en un papel puede ser la diferencia entre la libertad y la deportación.
Guevara no solo describe los pasos del trámite. Retrata el rostro humano del proceso migratorio, con detalles que solo un periodista comprometido puede notar: el temblor en las manos, el silencio incómodo, la mezcla de vergüenza y dignidad.
Su crónica expone con crudeza un sistema deshumanizante, pero también muestra la fuerza de una comunidad que no se quiebra.
								
															


