Después de tanto reboot fallido, universos colapsados y promesas rotas, uno pensaría que el pobre Superman ya merece una jubilación digna. Pero no. James Gunn decidió meterle las manos al último ícono limpio que le quedaba al cine de superhéroes. Y según él, esto apenas comienza.

La nueva película, que simplemente se llama Superman, llega este 11 de julio como la piedra fundacional del nuevo universo cinematográfico de DC. Gunn, ahora también emperador creativo de todo lo que huela a superhéroe dentro de Warner, promete que no es otro intento desesperado por levantar una franquicia muerta, sino el primer paso de un proyecto más grande. Claro, eso mismo dijeron del Snyderverse, del Batfleckverso y del Flashbackverso. Aquí seguimos.

Pero hay algo diferente esta vez: estilo retro, referencias a la película de 1978, póster con tipografía vieja y hasta una pizca del tema de John Williams. Gunn no quiere empezar desde cero. Quiere hacer como que esto siempre estuvo bien. Un reinicio suave, como quien cambia de peinado sin avisar.

El nuevo Superman es David Corenswet, joven, fuerte, y con suficiente mandíbula cuadrada como para hacerle justicia al personaje. Rachel Brosnahan será Lois Lane, y Nicholas Hoult interpretará a un Lex Luthor inspirado en cómics como All-Star Superman, esos que los fans de siempre juran que “ahora sí van a respetar”.

Gunn, por supuesto, jura que esta película no es un one shot, sino el inicio de una saga: vendrán Supergirl, Lanterns, Peacemaker 2, Clayface, y una lista de proyectos tan secreta que ni Marvel puede copiarla. Todo bajo su tutela directa. Nada se mueve sin que él apruebe. Un universo curado por un solo hombre con ínfulas de Kevin Feige, pero con menos corbata y más sarcasmo.

¿Será suficiente? Tal vez. Al menos esta vez hay una dirección. Una visión. Y una estética menos saturada de CGI. Pero en este punto, lo único que nos queda es observar cómo se lanza otro Superman al vacío… esperando que esta vez no se estrelle.