Con el alma llena de orgullo y el corazón latiendo en español, les damos la más cálida bienvenida a este espacio que hicimos pensando en ustedes. No importa si llevan veinte años allá o si apenas cruzaron hace unos días, si trabajan en el campo, en la construcción, en una oficina o cortando la yarda: este rincón es suyo. Aquí no tienen que traducirse ni explicarse, porque hablamos su idioma, entendemos sus luchas y celebramos sus logros como nuestros. Porque lo son.
Este periódico no nació en un escritorio elegante ni entre corbatas. Nació de la nostalgia, del esfuerzo, de la necesidad de contar nuestras historias con nuestra propia voz. El color morado que verán por todos lados no es casualidad: es una manifestación, un símbolo de resistencia, dignidad y fuerza. Y el graffiti, lejos de ser ruido, es nuestra forma de gritar sin miedo que estamos aquí, que existimos y que estamos con ustedes. Este es un abrazo escrito para todos los que extrañan la comida, la tierra, la familia… y también para los que han aprendido a amar su nueva vida sin olvidar de dónde vienen. Este es su espacio, paisas. Bienvenidos a casa.